¿Cuáles son los cuatro mitos más comunes de la anestesia?
Los anestesiólogos de Adaarc comentan cuáles son los miedos y preguntas que más suelen recibir antes de una intervención médica y la importancia de realizar una consulta previa para despejar cualquier duda.
Desde sus comienzos la anestesia trajo aparejada ciertas creencias y mitos sobre su aplicación y efectos, incluso hoy en día con los avances tecnológicos y científicos sin precedentes en el campo, es normal escuchar dudas e inquietudes de personas que están prontas a someterse a una intervención.
Es por esto que la Asociación de Anestesia, Analgesia y Reanimación de Córdoba (Adaarc) viene a derribar muchos de los mitos que su especialidad tiene asociados y brindar herramientas a todo aquel pronto a recibir anestesia. Entre los miedos más comunes podemos encontrar el de vomitar o expulsar la anestesia de forma desagradable, el despertar durante la anestesia, ser resistente a ella y no tener el efecto deseado o por el contrario que “prenda de más”.
Para comenzar, se puede afirmar que la anestesia no se expulsa mediante vómito, los procesos de degradación que sufren los fármacos tras haber sido administrados se eliminan a través de la orina y lo hacen de manera natural cuando sus efectos se han disipado. Otro temor muy recurrente es el de despertar durante una intervención, esto es prácticamente imposible hoy en día por los complejos sistemas de monitoreo que permiten al especialista controlar las principales funciones vitales del paciente y la profundidad del sueño de este.
También es común recibir consultas sobre el temor de ser resistente a la anestesia, lo cual es por completo un mito, los especialistas realizan unas pruebas previamente a la intervención que permiten elegir el fármaco adecuado para cada paciente en función del peso, edad y estado físico de la persona con lo que imposibilita que este genere resistencia. Por último y siendo quizás la que más incertidumbre trae en el paciente se encuentra el temor de que se le sede de más o no aguantar la misma. Lo cual es prácticamente imposible puesto que los anestesiólogos se forman continuamente para brindar una atención con los más altos estándares de seguridad y calidad.